Una afección que tiene una repercusión importante sobre la calidad de vida si no recibe el tratamiento adecuado.

 

La hiperhidrosis o sudoración excesiva, es una enfermedad caracterizada por una excesiva producción de sudor de las glándulas sudoríparas en una o varias partes del cuerpo (axilas, palmas y plantas de los pies). Raramente es ocasionado por una enfermedad subyacente y puede generar serias consecuencias psicológicas, sociales, educacionales y ocupacionales.

 

Esta alteración suele iniciarse en la infancia o la pubertad y generalmente dura toda la vida si no se realiza tratamiento. Se estima que el 3% de la población padece hiperhidrosis primaria; afecta de igual manera a hombres y mujeres y hasta el 40% de los afectados tiene otro miembro de la familia con el mismo trastorno, por lo que es una enfermedad hereditaria.

 

La hiperhidrosis tiene una repercusión importante sobre la calidad de vida de quienes la padecen. Se puede convivir con ella, pero a menudo puede causar estrés emocional, dificultando en ocasiones la vida personal, laboral y social del paciente provocando a su vez que se vuelva un círculo vicioso pues la necesidad de sentirse "seco" (sobre todo en hombres) y la preocupación de oler mal (sobre todo en mujeres) provoca más estrés del que ya se tiene ante una situación social y por lo tanto mayor sudoración.

 

Esta enfermedad puede clasificarse según su origen en primaria o secundaria, y según su severidad, en severa o moderada.La mayoría de las personas presentan una hiperhidrosis crónica primaria y suele afectar axila, palmas y plantas de los pies.  En menor medida puede afectar también al cuero cabelludo, cara, región inguinal y submamaria.

 

La hiperhidrosis suele ser enfocada casi siempre desde una perspectiva dermatológica. Sin embargo, sus causas basales no han podido ser dilucidadas de manera satisfactoria. Se cree que se produce por un sobre estímulo del sistema simpático, paralelo a la columna vertebral dentro del tórax, independiente de la temperatura ambiental que origina que nuestro organismo produzca más sudor del que necesita para regular la temperatura corporal ante un stress emocional normal. En sus formas más severas, esta enfermedad puede provocar hongos, descamación, mal olor, irritación y pigmentación de la piel. Si bien puede exacerbarse por calor o estímulos emocionales, no se considera un desorden psicológico.

 

Las personas que presentan “hiperhidrosis focal axilar” manchan las ropas mientras que la “hiperhidrosis focal palmar” puede llevar al temor al apretón de manos, sujetar papeles y pueden presentar dificultades en trabajos o actividades recreacionales que requieren de un agarre seco (Ej.: cirujano)

 

Es importante diferenciar la hiperhidrosis secundaria de la primaria, ya que la secundaria: obedece a situaciones clínicas subyacentes y suele tener un patrón corporal más generalizado. Puede aparecer en distintos momentos de la vida del paciente en relación a la menopausia, ciertas drogas, problemas de tiroides, tumores, intoxicaciones leves de mercurio o por utilizar ciertos medicamento (como pueden ser antidepresivos, antimigrañosos, antipiréticos, entre otros) y se caracteriza por sudoración generalizada en pacientes adultos, y pueden presentarse tanto de día como de noche.

Existen variedades de tratamientos que pueden combinarse y que serán indicados por el profesional que trate la afección, dependiendo de cada caso en particular:

 

  • Antitranspirantes. Consiste en la aplicación de soluciones antitranspirantes con cloruro de aluminio. Puede resultar efectivo sólo para hiperhidrosis axilar, y en menor medida para hiperhidrosis palmar y plantar.
  • Lontoforesis. Consiste en pasar corriente eléctrica de bajo voltaje a través de la piel. La iontoforesis hace que las proteínas superficiales de la piel se coagulen y bloqueen parcialmente los conductos de las glándulas sudoríparas. Presenta mayor eficacia para la hiperhidrosis palmo-plantar y puede entrenarse al paciente para su auto aplicación.
  • Medicación oral.  Pueden utilizarse algunos medicamentos anticolinérgicos, como glicopirrolato y oxibutinina. Sin embargo, estos fármacos pueden provocar efectos secundarios como sequedad de boca y ojos, náuseas, arritmias y dolor de cabeza, además están contraindicados en determinadas enfermedades, por lo que solo pueden ser prescritos por el médico, valorando las circunstancias de cada paciente. En caso de presentar exacerbación emocional pueden ser útiles, las benzodiazepinas y los beta bloqueantes.
  • Toxina botulínica tipo A (Botox). La toxina botulínica sólo está permitida si se inyecta en las axilas y debe ser inyectada cada 2 o 6 meses.
  • Termólisis por microondas. Puede utilizarse la energía por microondas para destruir glándulas ecrinas. Es eficaz en la hiperhidrosis axilar, requiriendo nuevas aplicaciones cada 3 a 6 meses.
  • Simpatectomía por videotoracoscopía. Es una operación que se realiza con anestesia general. Para acceder al sistema simpático se tiene que realizar un neumotórax artificial, es decir, meter aire en los pulmones para que se levanten y se despeguen de los ganglios nerviosos T. Se realiza a través de una única incisión de 1 cm. a nivel axilar, a través de la cual se introduce un toracoscopio con canal de trabajo. A través de dicho canal se inserta un dispositivo de electrocoagulación mediante el cual se secciona el tronco simpático a un nivel u otro dependiendo de la zona a tratar.  La simpatectomía debe ser realizada por un cirujano de tórax, ya que su especialidad permite reducir los riesgos inherentes a cualquier operación.  

 

Para sobrellevar esta afección, es fundamental proveer educar a los pacientes para que puedan disponer de diferentes herramientas para el manejo de los síntomas. Además, el médico de cabecera debe ser un profesional del área de la dermatología, junto a médicos clínicos y endocrinólogos para descartar causas secundarias, además de la participación de psicólogos/psiquiatras y de ser necesaria la resolución quirúrgica, cirujanos de tórax.